TRAVESÍA OROPESA - PEÑÍSCOLA

FINALIZADA LA TRAVESÍA OROPESA - BENICASSIN - PARE BARTOLO - PEÑÍSCOLA

El pasado 18 y 19 de octubre, los aguerridos "nassios" Lino, Pedro López, Juan Carlos Márquez, Alfonso, José Luis, Toni y Jesús Segarra, éste último ejerciendo de anfitrión y guía por la tierra que vino a ser su cuna, se dispusieron a recorrer parte de la bella costa castellonense, además del incomparable paraje del parque natural del Desert de les Palmes.

Con el fin de no acumular demasiadas bicicletas en el tren, algunos nos adelantamos en el tren anterior e hicimos escala en Tortosa, disfrutando, eso sí, de un almuerzo en el mercat digno de reyes.
Poco después el grupo de completó y nos apeamos en Oropesa de Mar. Allí nos dispusimos a iniciar la ansiada travesía que finalizaría el  día siguiente y con 160 kms. en las piernas.
Una vez  iniciamos el pedaleo, fuimos al encuentro de la vía verde que une Oropesa con Benicasím. Una maravilla. A la izquierda, el extraordianrio espectáculo del Mediterráneo.
Y, como siempre, el buen ánimo reinante no se achantó en ningún momento... bueno, tal vez, cuando se llegó a las paredes del Pare Bartolo...

Antes de adentrarnos en pistas más complicadas hicimos un alto en una zona de pic-nic muy agradable donde pudimos comer algo, preparándonos para lo que se avecinaba.
A continuación iniciamos un ligero muy entretenido ascenso entre pinares tipicos de la costa. El paisaje: magnífico.
 Sin embargo, ocurrió. No hay acera sin zurullo perruno; un buen ferroviario sin una cagada... Y no hay un "nassío" sin un hostiazo. El susodicho sobrevino de la manera más tonta y absurda. Parar, poner el pie donde no se debía y... ligamentos al carajo. José Luis (un servidor), tras solo 3 horas de camino se tenía que volver inesperada y tristemente a casa. ¡Otra vez será!
 Debido a la pérdida de tiempo que supuso tener que volver acompañando al torpe del grupo a la estación, el resto del mismo tuvo que enfrentarse al Pare Bartolo de frente, sin rodeos y cara a cara.
El resultado fue que que el monje en cuestión les dio una tunda que "pa qué". Las rampas del 28 % que tuvieron que superar en algunos puntos hizo que el "Bartolito y su agujerito" se atragantaran a más de uno. Especialmente a Toni, quien afirmó que el había ido allí a hablar de su libro, y que aquello no figuraba en su guión. Así que se dio media vuelta y se fue a visitar a un amigo de Burriana. Eso sí, al día siguiente se unió a la paella. Escaladores, escaladores... no seremos; pero tontos no tenemos ni un pelo.

  Las vistas... impresionantes.

 Los valientes cumplieron. Una vez en lo más alto de la cima más de uno se acordó de la madre que parió al monjito.
 Tanto subieron que alcanzaron alguna nube...
 Y, por fin, llegaron (¡de noche!) a la Vall d'Alba, donde pernoctarían tras la correspondiente cena. Solo un detalle que resume el estado en que llegaron algunos y que hace que cualquier comentario por parte de un servidor esté de más: véase el careto y la pose de Jesús.
Una vez medio restablecidos del enorme cansancio. una genial cena fue el mejor premio al esfuerzo.
 Lilí, la camarera del resturante, se unió a la fiesta.
 El día siguiente prometía ser algo menos duro pero largo igualmente. Eso sí, tras el desayuno. Que los "nassíos", en cuestión de comer no perdonamos ni una...
 Nuestro anfitrión y guía aprovechó la ocasión para visitar y saludar a algún familiar de su tierra. Genial.
Lo que habíamos visto tantas veces en los libros de texto de nuestra niñez, aquella raya vertical atravesando Levante... pues sí, era verdad. Existe.

 Los héroes alcanzaron la costa. Tras rozar el famoso aeropuerto de Castellón, tuvieron que salir pitando de allí por la inmensa cantidad de aviones que aterrizaban y despegaban sin parar. Era para volverse locos...
 Y, por fin, alcanzaron el deseado destino. En Peñíscola y ya bajo techo, se comieron una paella que no se la saltaba un gitano en una jaca torda... Se lo merecían los angelicos.

Y de postre, poco antes de salir en busca de la estación, el magnífico paisaje mediterráneo al borde del resturante. Una maravilla.
 Los héroes de la doble jornada...
 Y ya en el tren, solo quedaba disfrutar del merecido reposo del guerrero. Bravo por los "nassíos".
El recorrido: 160 kms.
Aquí queda el testimonio gráfico de la gesta. Nótese, especialmente, el pico más sobresaliente que aparece en el perfil por la izquierda. Sí... es el Bartolo con su agujero...

 ¡¡Bravo!!
Y hasta la próxima.

José Luis

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