Resumen de la travesía Vilafranca a Vilanova + paella Palomariana del pasado 29 de junio

Los que primero íbamos a ser 17 y el gato pedaleando, se quedaron en 3 y gracias. Pero mereció la pena. Sobretodo, por lo que nos metimos al final entre pecho y espalda. ¡Gracias Palomar! Que sepas que hemos iniciado los trámites para solicitar que tu jubilación sea a los 92 años.

El pero enemigo fue, sin duda, el calor.













Cómo no, padecimos la correspondiente avería momentánea, ¡como tiene que ser!













El paisaje, fantástico.













Otro ejemplo...













Y por fin, llegamos a las ruínas de Sant Miquel de Olérdola. Aquí, una bella vista de su ermita.













Y en las mencionadas ruínas íbero-romanas, disfrutamos del aspecto más cultural de la travesía.










¡Como hubieran querido los ciclistas que el antiquísimo estanque hubiera estado lleno de agua!











Los ciclistas, satisfechos de la visita...












en la que pudimos ver, entre otras tumbas
cavadas en la piedra, algunas de bebés.













Interés, desde luego, le pusimos...












Y, por fin, llegamos a la Masía de Can Cabanyes, en Vilanova. Allí nos esperaban, entre otros, los 2327 compañeros que nos dijeron que iban a pedalear. Y sí, sí hubieron pedales, pero de otro tipo. En la foto, el inigualable maco-maco.











Con el impagable trabajo de Palomar y sus pinches.










Y como siempre, Palomar, la clavó.















Rafa, no estaba fino, y ese día solo se comió 5 platos de paella. Pobrecico.

Finalmente, 2 de los tres corredores prosiguieron su camino en bicicleta desde Vilanova hasta Castelldefels y Sant Feliu de Llobregat.

¡En fin! Un buen día para un buen recuerdo.

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