Travesía VIC - LA GARRIGA

FINALIZADA  RUTA MES DE JULIO:

VIC - LA GARRIGA por Muntanyola, Collsuspina, Castell de Bertí, Cingles de Bertí y Santuari de Puig-Graciós.

56 kms. - 6 horas y media - Velocidad media: 12,60 km/h

Elevación máxima:1028 m.s.l.
Elevación media:781.1 m.s.l.
Diferencia máxima:1027 m
Total ascenso:1317 m
Total descenso:1573 m
Elevación inicial:492.3 m.s.l.
Elevación final:236 m.s.l.


Suele suceder que la realidad te desmonta por completo lo que uno prevé. Pocas veces se vio tan cumplido como en el pasado día 12 de julio de 2013. Lo que parecía una travesía "de trámite", antes del descanso de agosto, se convirtió en una durísima etapa que a veces rayó en pesadilla.

Los valientes Pedro Pérez, Jesús Segarra, Paqui, Albert Pérez, Juan Pedro, Juan Carlos Márquez (estos dos últimos recien salidos de trabajar del turno de noches), Fernando Soler, el debutante Alfredo Mínguez y un servidor José Luis López, decidieron que los 31 Cº que se llegaron a registrar en la zona, no iban a ser obstáculo para completar una ruta que despejaría algunas incógnitas: ¿que narices hay tras las inmensas pareces rocosas que custodian las espaldas de El Figaró, San Martí de Centelles y Centelles? O, ¿se puede sobrevivir a 31 Cº cuando te dicen que te has equivocado de ruta y que debes volver a ascender por una carretera asfaltada y cuyo alquitrán se está derritiendo por momentos por efecto del calor?

Pero los nasíos que se comprometieron con esta gesta iban a plantar cara a las dificultades. Así que, a las 8 y 20 de la mañana llegaban a Vic, y tras el rito imperdonable del desayuno, posábamos justo antes de dar las primeras pedaladas...


Otra cosa que nos desmontó lo previsto fue el clima. Claro que, tratándose de la plana de Vic, eso es como decir que la leche es blanca: nieblazo mayúsculo un 12 de julio y algo más que fresco...


Pero nuestros escaladores no se amilanaron.


Ninguno...


Vamos, que ninguno...


El paisaje iba enseñando, poco a poco, algo de lo mucho que nos iba a ofrecer a lo largo de la jornada...


A pesar de algún leve problema mecánico...


Mención especial merecen los dos grandes héroes de la jornada: el debutante Alfredo Mínguez y  el novicio Alfonso Soler, con pocas salidas en sus espaldas, de  momento. 
Ambos supieron sufrir...

Alfredo en acción, coronando el primer ascenso, camino de Muntanyola.


Juan Carlos, uno de nuestros grandes, demostró que las caminatas que se pega no caen en saco roto...


Paqui, la más grande entre las grandes, demostró de nuevo que ya se pueden ir quitando el LSD, la morfina, las anfetas... ella es nuestra heroína. Pedro, impresionante.



Jesús, como siempre, fuerte como un toro.




Fernando, sufriendo pero fiable como un diesel.





Al coronar lo más alto, el regalo fue magnífico. La plana de Vic se nos desplegó ante los ojos con toda su belleza. La niebla aun perduraba el algunas zonas, lo que hacía de la vista aun más atractiva.



Los corredores no podíamos pasar sin disfrutar de un breve descanso para las piernas y para los ojos.


La dureza del perfil iba a iniciar su particular cobro de peaje... La pendiente se puede apreciar...



Pero cuando se consigue vencer al gigante, se celebra...


Y llegamos, por fin a Collsuspina, un bello y diminuto pueblecito a casi 1000 metros de altura al inicio de la sierra moianense. Allí no perdonamos el ritual de las cervezonas y las olivicas...

  

Tamppoco faltó el otro ritual: el de las caídas. El prota, en esta ocasión, fue Alfredo. Eso sí, fue una caída con clase, con estilo... y sin consecuencias importantes.



La Pullosa es un puerto de renombre en la Plana de Vic. Pues que se sepa: lo coronamos.


De nuevo, las vistas, espectaculares. Vic a la izquierda más extrema. Un poco más acá, Balenya, Tona, en frente, Centelles... Magnífico.



Jesús, cansado pero satisfecho, posa como el cazador junto a su presa... 



Rozábamos las vacas, caballos. Y algo más que rozar hicimos con sus cagadas monumentales en medio del camino...


Y, lo más salvaje del relieve, se nos mostraba como enseñando las uñas. Parecía decirnos: "Ojo, estos no es un paseo. Tengo uñas, y como pueda, os destrozo".



Pero los nasíos, no podíamos hacer otra cosa que responder: "De acuerdo, aceptamos el reto. Nosotros vamos a ser quien te venzamos".



Incluso aquellos para los que una ruta así era la primera, supieron estar a la altura de la lucha. 



Y llegamos al Castell de Bertí. Con un alicatado aquí y una reformilla allí, tenía posibilidades. Eso sí, solo para parejas...





El calor empezó a arremangarse las mangas y a darnos bien. La hidratación era más que necesaria: vital.



El paisaje, de nuevo, espectacular. Los Cingles de Bertí, en todas su majestuosidad.


El paisaje, increible.


La pista se paseó por una repisa por un lateral de las rocosas. Fue un tramo fascinante.



Los últimos 10 kms. Jesús sufrió una caída que nos hizo temer que se hubiera hecho bastante daño, pero finalmente las consecuencias fueron leves. Y aunque el GPS fue nuestra guía, también nos extraviamos. Apartamos la mirada un momento y cuando quisimos darnos cuenta... la teoría del caos: el grupo se dividió y los que iban delante se adelantaron demasiado... Así que tuvieron que deshacer el camino hecho, a más de 30 Cº... a las 3 de la tarde... Especialmente Alfredo y Fernando acabaron fundidos. Pero acabaron. Y eso les engrandece. ¡Bravo!

Finalmente, pudimos llegar a La Garriga, y en el Bar-resaurante Les Galeries nos resarcimos del calor y la fatiga. Teníamos otra cara.

Es justo decir que hubo otro héroe en la jornada. Mario Vicente, novato, se hizo desde Barcelona a La Garriga por el río Besós y el Congost. Cuarenta kms. en 3 horas. ¡Bravo! Aunque lo peor, probablemente, fuera la espera interminable que tuvo que soportar hasta que llegó el grupo. Con los nervios, casi acaba con las reservas de cervezas, y si no hubiéramos llegado, con la de gin.tónics.



¡¡Bravo, Nasios!!